Información institucional

Las academias de la Región de Murcia tienen como fines fundamentales el fomento del estudio, la investigación, la difusión y la promoción de la cultura y el conocimiento, especialmente en las áreas de las ciencias, las artes, las letras y otros campos del saber.

Funciones generales

Fomentar el estudio, la investigación y la divulgación de conocimientos dentro de su área de especialización.

Impulsar y organizar actividades culturales y sociales alineadas con sus objetivos establecidos en los estatutos.

Desarrollar actividades complementarias de formación vinculadas a su ámbito de actuación.

Contribuir a la conservación del patrimonio cultural, natural y científico de la Región de Murcia.

Publicar obras de creación, investigaciones y otros materiales editoriales relacionados con su campo.

Funciones Específicas:

Asesorar y colaborar con las administraciones públicas de la Región de Murcia, de acuerdo con la normativa vigente y sus estatutos.

Emitir informes solicitados por las administraciones públicas sobre cuestiones relacionadas con su ámbito de especialización.

Integrar los órganos consultivos de la Administración regional, conforme a lo establecido por la ley o la normativa aplicable.

Establecer relaciones con otras academias de diferentes territorios, así como con instituciones, entidades y corporaciones vinculadas a su área de conocimiento.

Las Academias Españolas nacieron en el siglo XVIII para contribuir a dar ilustración a un país en decadencia y, además, conforme avanzaba este siglo y el siguiente, se convertían en un contrapunto a las enseñanzas impartidas en las universidades. Hoy en día, sin embargo, las Academias contribuyen a reforzar y apoyar la sociedad del conocimiento, siendo un complemento idóneo para la pro-moción, difusión e impulso del saber en todos sus ámbitos, tanto a nivel nacional como autonómico.

Las Academias constituyen, pues, un referente muy significativo de la vida cultural y científica de España en todas las Comunidades Autónomas. Integradas por mujeres y hombres de gran prestigio personal, intelectual, académico o profesional, sus actividades e iniciativas llenan cada año el panorama cultural y el mundo de la promoción y de la difusión de la ciencia y el conocimiento. Las Academias reúnen en su seno una de las mayores concentraciones de talento y creatividad de la España de hoy, por lo que resulta una obligación de los poderes públicos ampararlas, protegerlas y apoyarlas, respetando su autonomía, su libertad de criterio y su independencia para obrar y actuar. En esos valores y en el rigor intelectual de los Académicos, está el fundamento, como corporaciones de derecho público, para ser consideradas por las Administraciones Públicas como órganos asesores en su ámbito del saber y quizás, en este aspecto radique una de las quejas más frecuentes de las Academias, al considerar que las Administraciones Públicas acuden en pocas ocasiones a solicitar su asesoramiento acerca de temas sobre los que sus opiniones podrían ser relevantes y acertadas.

La formación y el prestigio de los académicos, avalado por su trabajo profesional, investigador, docente o artístico; su comportamiento ejemplar y su actitud y compromiso ante determinadas circunstancias del devenir colectivo de la sociedad; la gratuidad del cargo de Académico y una actitud ética ante los problemas de la vida, hacen que las opiniones y los criterios de los académicos tengan presunción de verdad y certeza y, por tanto, deberían ser tenidos en cuenta en el ámbito del debate cultural, científico o artístico, siendo referentes en sus ámbitos del saber.

“Las Academias –escribía Gregorio Marañón– fueron, al nacer y deben ser siempre, órganos de cultura, libres y ágiles, en cierto modo rebeldes frente a la cultura oficial, que es necesariamente retardataria y parsimoniosa. Nuestra es la responsabilidad si las convertimos en algo que tiene la apariencia de museo arqueológico de reputaciones y anticipado panteón de hombres que son o que pudieran ser ilustres”.

Los temas que hoy se debaten en el seno de las Academias son específicos de una sociedad tecnológica y globalizada, de una sociedad en transformación, en todos los órdenes de la vida y del saber, porque las Academias responden y han respondido en cada época a los retos del momento. En todo caso y en todo momento, no distan mucho de lo que el Marqués de Corvera en 1858, con motivo de la sesión inaugural de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, señalaba para esta Real Academia: “…cuyos estudios abrazan los arduos problemas sociales que, agitando poderosamente al mundo, preocupan a los sabios, conmueven a los pueblos, alarman a los gobiernos y sirven de constantes pretexto a la despiadada ambición.

Las Academias de ámbito nacional, que se integran hoy en el Instituto de España, nacieron en muchos casos asumiendo las tareas y el pasado de otras Academias de ámbito local, porque fueron muchas las que, al amparo del movimiento ilustrado, se crearon en toda España, en especial, en Madrid y en Andalucía. La Corona, entonces y ahora, ha ejercido el amparo, la tutela y el Real Patronazgo sobre estas corporaciones de hombres y mujeres del saber (artículo 62 J de la Constitución Española).

Impulsadas por la Ilustración dieciochesca, se crearon un gran número de Academias en toda España, al igual que ocurrió en los siglos posteriores. Buena parte de estas Academias, finalmente, han quedado asociadas al Instituto de España; y en otros casos, sin estar asociadas, responden a las demandas, a la creatividad y al afán de asociarse de hombres y mujeres ilustres, con el objetivo de promocionar, difundir, conservar e impulsar la cultura y el saber, en sus distintos campos y modalidades.

En la Región de Murcia, las Academias constituyen un conjunto de corporaciones públicas que abarcan todos los ámbitos del conocimiento, desde la cultura, en todos sus campos, a la ciencia, la medicina o el derecho y la jurisprudencia, pasando por la farmacia o la veterinaria. Nuestra Primera Real Academia (la de Medicina y Cirugía de Murcia), se crea en 1811, en plena Guerra de la Independencia, y la última, la de Veterinaria, inicia su andadura en 2010. Dos siglos de actividad y vida académica en la Región que han hecho de las Reales Academias y Academias científicas y culturales un referente en la vida cultural y científica, y también social, de la Comunidad Autónoma.

Su sentido, significación, su historia, su organización y régimen jurídico y muy especialmente el caso de la Real Academia Alfonso X el Sabio, en su proceso de transformación de fundación de la extinta Diputación Provincial a corporación de derecho público, sin ánimo de lucro, serán objeto de análisis en este estudio, que también se ocupa de las relaciones de las academias con el Instituto de España y del régimen legal de las Academias en la Región de Murcia, con un detallado análisis de la Ley de Academias de 2005 y de su desarrollo reglamentario.

La Región de Murcia es, junto con Andalucía y Castilla y León, donde más Academias científicas o culturales se han creado. La existencia de una Universidad centenaria, como la de Murcia, la posterior creación de la Universidad Politécnica de Cartagena y de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, junto con importantes hospitales de referencia, centros de investigación, colegios profesionales y un buen ambiente cultural y artístico, propician la existencia de destacadas personalidades, profesionales y académicas, que han impulsado la creación de estas instituciones en el último siglo, con la excepción de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia, creada en 1811, y otras también con antecedentes anteriores, como podría ser el caso de la Academia de Farmacia Santa María de España de la Región de Murcia, e incluso de la Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca.

Todas las Reales Academias o Academias murcianas –excepto la Real de Alfonso X el Sabio y la de Veterinaria– tienen su correspondencia con las Reales Academias Nacionales de su ámbito del saber y algunas han surgido como consecuencia de independizarse de otras de carácter matriz, como es el caso de la Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca, cuyo campo de actividad, hasta su creación, correspondía a la Real Academia de Alfonso X el Sabio, o el caso de la Academia de Veterinaria, cuyos académicos, hasta su creación, se adscribían a la Real Academia de Medicina y Cirugía o a la Academia de Ciencias, e igualmente ocurría con la Academia de Farmacia.

Además, todas ellas se ubican en la capital de la Región, a excepción de la Academia de Farmacia Santa María de España, que tiene su sede en Cartagena, ciudad con la que mantiene una estrecha e histórica relación. Los Académicos de Número de las Academias regionales son originarios de las distintas ciudades y pueblos de la Región de Murcia y, en la mayoría de los casos, son profesores universitarios, si bien artistas, intelectuales, juristas y profesionales ocupan también los sillones académicos.

En la actualidad, las Academias de la Región de Murcia –de las que cuatro, como ya se ha dicho, están asociadas al Instituto de España34–, cuentan con 244 Plazas de Académicos de Número, de las que están cubiertos, según el Registro de Academias de la Región de Murcia, un total de 172 sillones académicos, organizados por números ordinales o letras. Junto a los Académicos de Número, las Academias cuentan con un sin fin de Académicos correspondientes y varios Académicos de Honor y de otra índole, elegidos o nombrados, conforme lo establecen sus Estatutos y Reglamentos. Sus académicos son el principal capital de estas corporaciones, que atesoran un inmenso talento y una gran creatividad.

Normas

Las academias constituidas conforme a la presente Ley son corporaciones de derecho público sin ánimo de lucro, con personalidad jurídica propia y plena capacidad para el desarrollo y cumplimiento de sus fines e integradas por mujeres y hombres eminentes en los correspondientes campos de la ciencia, las humanidades y el arte, que realizan colectivamente estudios, investigaciones y otras actividades relacionadas con su ámbito de conocimiento. Su régimen de funcionamiento y organización serán democráticos.

Las academias del ámbito territorial de la Región de Murcia tendrán como fines primordiales el estudio, la investigación, la difusión y promoción de la cultura y del conocimiento en los campos de las ciencias, de las artes, de las letras y de otros ámbitos del saber.

Estatutos

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Presidente

Juan María Vázquez Rojas

Consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor

Vicepresidente

Antonio Caballero Pérez

Director General de Universidades e Investigación

Vocales

Manuel Segovia Hernández

Juan González Castaño

Juan Roca Guillamón

Martín Páez Burruezo

Ángel Ferrández Izquierdo

Stella Moreno Grau

Cándido Gutiérrez Panizo

Pía López Jornet

Las academias llevan a cabo su labor de estudiar y analizar la realidad en sus distintos aspectos, realizando investigaciones y compartiendo sus estudios, informes, asesoramientos y recomendaciones con la sociedad, siempre desde una posición de independencia y objetividad. De esta manera, también cumplen con una importante tarea de transmitir conocimientos y saberes.